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Retame

martes, 10 de marzo de 2015

Analogía

Ahora por fin, algunos años después de no entrar a mi blog, encontré algo que merece la pena compartirles (desde mi particular punto de vista, claro esta).

Estos años no había escrito, porque creo que encontré un punto de equilibrio en mi vida, donde me siento a gusto conmigo y con lo que esta en mi entorno (familia, trabajo, amigos), entonces mi necesidad de expresar mis traumas se apaciguó un poco.

Pero, recientemente se han presentado decesos en familiares de amigos a los cuales solo les he escrito unas palabras en el muro de su facebook, a muchos de ellos los veo con poca frecuencia (en algunos casos casi nula) pero procuro siempre estar en contacto vía electrónica (de las ventajas y desventajas de la tecnología actual), estas palabras (que les dedico) solo han sido refiriéndome a la buena vibra que les mando y deseo reciban, no he acostumbrado decirles el acostumbrado "que descanse en paz" o "que tengan pronta resignación", esto porque ahora creo que los que se nos adelantan en el camino, están en un lugar mejor y mucho mejor de lo que estuvieron aquí. 

Seguramente muchos han considerado "frívolas" o "frías" mis palabras, pero la realidad es que son todo lo contrario, pero no tengo muchas palabras para describir el lugar en donde se encuentran nuestros seres queridos que ya no están en este plano de existencia, pero encontré esta "analogía" que creo describe perfectamente el proceso que llamamos "muerte".

Con cariño para todos aquellos que tenemos familiares (amigos) que se nos han adelantado en el camino... 

“En el vientre de una mujer embarazada se encontraban dos bebés.
Uno pregunta al otro:
—¿Tú crees en la vida después del parto?
—Claro que sí. Algo debe existir después del parto. Tal vez estamos aquí porque necesitamos prepararnos para lo que seremos más tarde.
—¡Tonterías! No hay vida después del parto. ¿Cómo sería esa vida?
—No sé pero, seguramente, habrá más luz que aquí. Tal vez caminemos con nuestros propios pies y nos alimentemos por la boca.
—¡Eso es absurdo! Caminar es imposible. ¿Y comer por la boca? ¡Eso es ridículo! Nos alimentamos por el cordón umbilical. Para eso está... Te digo una cosa: la vida después del parto no existe. Aquí se acaba todo... El cordón umbilical es demasiado corto.
—Pues yo creo que hay algo. Tal vez sea una vida distinta a la que estamos acostumbrados.
—Pero nadie ha vuelto del más allá, después del parto. El parto es el final de la vida. A fin de cuentas, la vida no es más que una angustiosa existencia en la oscuridad. Ahí termina todo.
—No sé, exactamente, cómo será la vida después del parto, pero seguro que veremos a mamá, y ella nos cuidará.
—¿Mamá? ¿Tú crees en mamá? ¿Y dónde está?
—¿Dónde? ¡En todo nuestro alrededor! En ella, y a través de ella, es como vivimos. Sin ella, este mundo no existiría...
—No me lo creo... Nunca he visto a mamá. Por tanto, es lógico que no exista.
—A veces, cuando estamos en silencio, tú puedes oírla. Canta. Y muchas veces notas cómo nos acaricia... ¿Sabes?... Yo pienso que hay una vida real que nos espera. Ahora nos preparamos para ella...”